Un 21 de febrero como hoy, hace 146 años, nacía en la localidad asturiana de Pola de Lena Félix Granda y Buylla.
Hijo de Wenceslao Álvarez (o Fernández) de la Granda, médico natural de Mieres, y de Elvira Álvarez - Buylla Santín, de Pola de Lena, fue el mayor de seis hermanos, de entre los cuales estaría especialmente unido a su hermana Cándida, quien tras enviudar en 1912 viviría con él hasta su muerte, participando activamente en la gestión de la empresa.
Félix Granda ingresa en el Seminario de Oviedo, realizando ya en esta época algunas pinturas que demuestran su inclinación a las artes. Su habilidad artística no debió pasar inadvertida para sus superiores, que le permitieron formarse en ésta área y que, andando el tiempo, darían su consentimiento para que se dedicase a ella plenamente. Y es que es cierto lo que se ha dicho sobre Félix Granda: que en él estaban unidas la vocación artística y sacerdotal. Tanto es así, que la empresa que creó ha mantenido tradicionalmente 1891 como su año de fundación, el año en que Félix Granda se ordena sacerdote.
Pronto comienza a destacar su obra en Asturias, por lo que se desplaza a Madrid, donde su protector, Mons. D. José María de Cos y Macho, había accedido a la Sede Episcopal de Madrid - Alcalá. En la Corte realiza sus primeros encargos de peso, como la decoración mural del presbiterio de la parroquia de Ntra. Sra. del Pilar, en el barrio de La Guindalera.
Nuestra Señora del Pilar del barrio de La Guindalera (Madrid). El lienzo que decora el muro del presbiterio fue, según él mismo señalaba, el primer trabajo que realizó Félix Granda en Madrid. |
De izquierda a derecha, Antonio Palacios, Sileno y Félix Granda en el pabellón del Retiro del Círculo de Bellas Artes (Madrid) Foto: ABC |
A lo largo de su carrera recibiría otros importantes reconocimientos a su labor, como los nombramientos de Canónigo de Honor de los Cabildos de la Catedral de La Habana y de la Catedral de Burgos, que recibiría en 1922 y 1927 respectivamente.
Permaneció durante gran parte de la Guerra Civil en Madrid, durante la que los Talleres de Arte, dotados de una gran sección de fundición, estuvieron al servicio de la República. La supervivencia de los llamados "Talleres del cura" y del propio Félix Granda durante la contienda estuvo probablemente ligada a la circunstancia de ser dos de sus sobrinos, Félix y Santiago Sampil, dos destacados aviadores republicanos.
Tras la Guerra, participó en las labores de reparación del Servicio de Recuperación Artística, encargándosele además la reconstrucción de muchas de las obras que sus propios Talleres habían realizado antes de 1936.
Félix Granda muere en 1954, el día 23 del mismo mes de febrero en que había nacido, a la edad de 86 años. Recibió sepultura en el cementerio de La Almudena de Madrid.
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Bibliografía:
Díaz Quirós, G., "Talleres de Arte y el diseño de espacios interiores para el culto", en Fernández García, A. Mª, Decoración de interiores. Firmas, casas comerciales y diseño en Asturias, 1880 - 1990, Septem Ediciones, 2012.
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